¿Por qué no me gusta tocar la flauta? Una de las razones es porque nos obligaban a intentar tocarla correctamente en el colegio y cada vez que hacíamos el payaso con la flauta el fraile le zurraba con la suya al que pillaba por banda. La flauta, dicen en los cuentos infantiles, que atrae a las ratas y las ratas son los verdaderos undergrounds, los únicos animales que sobrevivirían a una guerra nuclear, por eso nunca podríamos acabar con ellas, no se venden al sistema y no persiguen el éxito fácil. No están dispuestas a fichar por una multinacional que les condicione su forma de trabajar y su forma de expresarse, son los auténticos independientes, hacen las cosas a su manera, controlándolo todo.
miércoles, 6 de agosto de 2008
No me gusta tocar la flauta
¿Por qué no me gusta tocar la flauta? Una de las razones es porque nos obligaban a intentar tocarla correctamente en el colegio y cada vez que hacíamos el payaso con la flauta el fraile le zurraba con la suya al que pillaba por banda. La flauta, dicen en los cuentos infantiles, que atrae a las ratas y las ratas son los verdaderos undergrounds, los únicos animales que sobrevivirían a una guerra nuclear, por eso nunca podríamos acabar con ellas, no se venden al sistema y no persiguen el éxito fácil. No están dispuestas a fichar por una multinacional que les condicione su forma de trabajar y su forma de expresarse, son los auténticos independientes, hacen las cosas a su manera, controlándolo todo.
martes, 5 de agosto de 2008
Las buenas canciones

Una buena canción es como una chica bonita. Tiene que ser redonda, con curvas, voluptuosa, maciza y profunda. Con alma, espíritu y personalidad. Labios carnosos como surcos, grandes pechos y un culo apetitoso. Una buena canción es como un buen coño, te atrapa y te engancha como la nicotina. Nunca te aburre y siempre te gusta. Puedes estar escuchándola millones de veces y no te aburre, acabas por aprendértela de memoria y cantándola cuando estás borracho o inspirado. ¡Qué tendrán las buenas canciones para ser tan importantes!. Joder, ¡cuánto le debemos a las buenas canciones!, tantas veces encerrados en nuestro cuarto y ellas con nosotros todo el rato, sin olvidarnos, sin traicionarnos, siempre transportándonos a una nueva órbita. Gracias por las buenas canciones.
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